Descripción
En la carta que dirige a la Fiscal Seccional 216, el Padre Giraldo levanta el velo que cubre las vergüenzas de la justicia colombiana. Al hacerlo deja expuestas las partes que los profanos no alcanzábamos a ver por un ingenuo ‘pudor patriótico’. Y con esa exposición aparece también que la corrupción estatal no es un problema de algunas ‘manzanas podridas’, en el sagrado regazo de la Ley, versión que han tratado de vendernos algunos funcionarios desvergonzados, sino que hay allí todo un tráfico criminal que mueve canastadas de podredumbre. Este documento histórico descubre qué es lo que hoy en Colombia impide las posibles negociaciones de paz a fuerza de atizar las hostilidades. Y en el mismo se dejan las pistas que habría que seguir si pretendemos que este negocio de la “guerra civil de baja intensidad” cese de envenenar las relaciones sociales de más de cuarenta millones de personas: hay que comenzar por el sistema de justicia. Esto beneficiaría, de contera, a todos “los de ruana”.